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1 ene 2011


A veces las despedidas son tan tristes. Cuando uno se despide de alguien a quien que quiere demasiado parece que el corazón llorara sin consuelo, a veces es mejor decir Hasta Luego pero sería esperanzar con un regreso que quiza nunca sea concebido. A veces es mejor no llorar pero luego de un adios se aprende a vivir, se aprende a no depender por siempre de esa persona que estimas, un adios es aprender a combatir los miedos a la soledad, un adios es aprender a valorar lo que tienes y tuviste, un Adios nos enseña a madurar como personas. Cuando uno soporta el adios todo se vuelve mucho más fácil pero que dificil es verdad, que dificil es soportar una despedida, si tan sólo aprendieramos a esperar, si tan sólo fueramos pacientes y tuvieramos esperanza en que sólo es un hasta luego.

La persona fuerte no es aquella a quien no le afecta una partida, sino aquel a quien más le duele pero debe permanecer fuerte para no perder el equilibrio, el que llora no es cobarde, si no es aquel que sufre con desesperación el fin de una etapa, el que se ríe sólo pretende negar el dolor que lleva adentro, el que calla lo hace para no llorar, el que sólo espera lo hace creyendo en el "hasta pronto" .

Debemos aprender a soportar este dolor. Todo lo que nos sucede son parte de las sensaciones que nos rodean, es una parte que no podemos negar y es el dolor, pero, se puede creer, se puede amar, se puede odiar, y también, se puede aprender a ESPERAR.

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